Los biocarburantes pueden ser solución o causa del cambio climático, pero no son la mano negra que se oculta tras la subida de precios de los alimentos en todo el mundo. En los últimos meses algunos países de la Unión Europea, como Reino Unido, han lanzado una campaña en contra de los biocombustibles aludiendo que su fabricación no era todo lo sostenible que debiera.
La crítica señalaba a aquellos biocarburantes fabricados a partir de tierras de cultivo ganadas tras la tala de bosques primarios y que debían atravesar grandes distancias hasta llegar a su destino final. El balance energético no cuadraba: se trata de biocombustibles que emiten la misma cantidad de gases de efecto invernadero que algunos combustibles fósiles. Los productores europeos que fabrican sus combustibles con garantías ambientales y cuyo deseo es que se vendan en el mismo país de fabricación aseguran que la crítica es injustificada.
La Unión Europea propugna que todos los biocombustibles que se produzcan en el continente cuenten con un certificado que impida que la materia prima usada para su elaboración provenga de áreas deforestadas. Puede ser discutible o no su papel como parte de la solución al cambio climático, pero en todo caso sería secundario en el aumento del 130% del precio del trigo en los últimos 12 meses.
La crítica señalaba a aquellos biocarburantes fabricados a partir de tierras de cultivo ganadas tras la tala de bosques primarios y que debían atravesar grandes distancias hasta llegar a su destino final. El balance energético no cuadraba: se trata de biocombustibles que emiten la misma cantidad de gases de efecto invernadero que algunos combustibles fósiles. Los productores europeos que fabrican sus combustibles con garantías ambientales y cuyo deseo es que se vendan en el mismo país de fabricación aseguran que la crítica es injustificada.
La Unión Europea propugna que todos los biocombustibles que se produzcan en el continente cuenten con un certificado que impida que la materia prima usada para su elaboración provenga de áreas deforestadas. Puede ser discutible o no su papel como parte de la solución al cambio climático, pero en todo caso sería secundario en el aumento del 130% del precio del trigo en los últimos 12 meses.
En 2007 la Unión Europea ha dedicado menos de un 2% de toda la producción de cereales a la producción de bioetanol, según un informe de la Comisión Europea, mientras que a escala mundial sólo el 1,2% de la producción mundial de trigo, cebada y maíz se destinó a la fabricación de este carburante. En España, el porcentaje aumenta ligeramente hasta algo más del 5%. Sin embargo, el 75% del grano español se dedica a la alimentación animal, debido al aumento de la demanda de productos cárnicos y lácteos que se ha producido en los últimos años a escala mundial. La ganadería ya ocupa el 70% de las tierras agrícolas de todo el mundo. Ante estos porcentajes, resulta aventurado asegurar que los biocombustibles son los responsables de un aumento tan espectacular de los precios del trigo o del maíz.
En 2007, por primera vez ha bajado la producción de biocombustibles en España, a pesar de que deben suponer el 5,83% del consumo total de combustibles fósiles antes del fin de 2010 para cumplir los objetivos marcados por el Gobierno y para acercarse al objetivo del 10% en 2020 marcado por la Unión Europea.
Los objetivos propuestos son sostenibles desde un punto de vista ambiental, agrícola y alimentario, y no tienen un impacto sobre los precios presentes y futuros de los productos agrícolas.
Los objetivos propuestos son sostenibles desde un punto de vista ambiental, agrícola y alimentario, y no tienen un impacto sobre los precios presentes y futuros de los productos agrícolas.
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